A veces me arrepentía de la decisión que había tomado, pero tenía que seguir adelante. Por sorpresas de la vida, Óscar acabó ayudándome y, desde ese momento, mi vida dio un nuevo giro.
No solo nos convertimos en buenos amigos, si no que, además, teníamos un motivo en común por el que luchar: desenmascarar a Rebeca y quitarle la venda en los ojos a Javier.
No iba a ser fácil, pero teníamos un as bajo la manga…